Tenía 17 años cuando llegó a la Argentina. Había comenzado la carrera de enfermería en Perú -su país natal-, y buscaba ampliar sus estudios. Conoció la facultad de Filosofía, estudió y también dio clases. Un día llegó a San Martín, de la mano de un conocido que cursaba medicina y que simpatizaba con el club. Al principio no era remunerado, con el correr de los años sí. Hoy, Pedrito Chambilla cuenta que lleva alrededor de 47 años brindándose a la institución. 

"Ya perdí la cuenta. San Martín se transformó en mi segunda casa", dijo el ex enfermero "santo" y actual ayudante del plantel, quien además afirmó que a esta altura de su vida es medio reacio a dar notas porque cree que "ya no tiene nada nuevo que decir". 

EN EL VESTUARIO. CAPTURA DE VIDEO

Cuando llegó a nuestra provincia era un adolescente con la ilusión de crecer. Se instaló en una pensión y se apegó a familiares que ya estaban radicados acá. Allí conoció a José Miranda Villagra, el estudiante de medicina con raíces "santas" que lo llevó por primera vez a La Ciudadela. "Al principio llegué cómo colaborador de inferiores y algún tiempo después pasé a ser empleado rentado", recordó. Y agregó: "con la jubilación de algunos compañeros, dimos el salto a Primera y allí me ubicaron como masajista".

Pedrito vive en Villa Carmela y, sin importar el horario, a diario viaja al Complejo Natalio Mirkin o al estadio, a ayudar al plantel. Es de lo primeros que llegan y de los últimos en irse. Después de haber saludado personalmente a cada uno, se cuelga su morral y se despide "hasta mañana". 

A DIARIO. El masajista toma colectivos para llegar todas las mañanas a los entrenamientos del plantel. CAPTURA DE VIDEO

Sin quererlo y sin mamarlo desde la cuna, Chambilla se volvió un ejemplo "santo". Trabajó con varios planteles, los acompañó en sus viajes, atendió a grandes figuras, y adoptó al club como su tercer hogar (luego de Perú y la casa que comparte con su esposa Nélida del Valle Quiroga).  

"Estoy contento porque el club me dio todo y yo también le he dado", comentó. 

Este 2019, le trae a Pedrito -a sus 75 años-  la jubilación en el club de sus amores. "No voy a dejar de venir, de hacer mis actividades. Nunca me voy a ir porque es parte de mi vida. Muchos recomiendan descansar pero también dicen que hace mal abandonar las cosas que a uno le gustan hacer", consideró y agregó que es sólo una formalidad.